martes, 12 de mayo de 2015

bloque 1 tema 1: genocidios recientes








los estragos del Imperio Británico
Las relaciones comerciales entre China e Inglaterra se inician en 1699. Durante el siglo XVIII el consumo de opio se había extendido por todo el territorio chino. A pesar de encontrarse prohibido por las leyes chinas, el tráfico del opio fue perseguido y monopolizado por los ingleses desde 1799 hasta 1834.

Dos oficiales británicos se fotografían con sus soldados cipayos indostanos a fines del siglo XIX
Los cálculos sobre el número de fumadores de opio en China en esa época oscilan entre 100 y 150 millones, de los que aproximadamente un 10% podían tener una fuerte adicción al opio. Preocupados por el rápido crecimiento de este negocio ilegal, el gobierno se empeñó en la erradicación del comercio de drogas. Cuando los oficiales chinos capturaron y destruyeron grandes cantidades de opio, el gobierno británico envió tropas para respaldar las demandas de un tratado comercial o la cesión de una isla, para la protección de los ciudadanos ingleses. Este hecho desencadenó la “primera guerra del opio”, el 3 de noviembre de 1839, con el ataque de la flota británica a la armada china en Hong Kong. El 29 de agosto de 1842, se firma la Paz de Nankíng entre China y Inglaterra que pone fin a la “primera guerra del opio”, y por el que ésta última obtiene la cesión de Hong-Kong y la apertura al comercio inglés de cinco ciudades chinas. China perdió la guerra y, como consecuencia, Inglaterra y otras potencias occidentales, incluido Estados Unidos, ocuparon por la fuerza las “concesiones” que les generó especiales privilegios comerciales. La Segunda Guerra del Opio (1856-1860) tuvo lugar después de que los chinos se negaron a ceder ante la presión británica de legalizar el opio y permitir el acceso a puertos en el interior. El Tratado de Tientsing, firmado en 1858, abrió 11 puertos más a los poderes occidentales y legalizó la importación del opio. Se calcula que en 1880 las importaciones chinas del opio pasaban de las 6.500 toneladas al año y la población adicta en más de 15 millones. Los hijos de Inglaterra tuvieron el raro honor de ser los precursores del narcotráfico a gran escala al introducir masivamente el opio en China envenenando a su pueblo, lo que trajo aparejado las Guerras del Opio y la Rebelión Taiping. Los historiadores estiman que durante este trágico período (1840-1865) fueron muertos cerca de 60 millones de chinos, una cifra equivalente al total de fallecidos en la Segunda Guerra Mundial.

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